Sonia duerme eternamente.
Dicen.
El enfermero trasnochado la mira antes de cerrar el nicho. Las ruedas se traban. Como siempre.
Le da vuelta, cambia la radio, se ceba un mate.
Sonia no está
Ya viaja
La muerte, sin tiempo, dueña de todos los tiempos, máquina que lo teje y lo desteje, la lleva sobre sí.
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