sábado, 25 de septiembre de 2010

el carnicero se dirigió a la plaza


El carnicero se dirigió a la plaza porque no quería renunciar a una tarde peronista. El cartero lo detuvo y le bastó leer el membrete del sobre para saber que era uno más de los suspendidos.

¡Viva Perón! Gritó. ¡Viva Perón y la pu…!

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