sábado, 25 de septiembre de 2010

mi relación con el portero no podía ser

Mi relación con el portero no podía ser. Fue esa misma tarde, en el patio de la escuela, cuando dijimos basta.

Estaba tan desolada que decidí tomarme una licencia. Fui a Retiro con mi Visa. Intenté escapar lejos, muy lejos. Sin darme cuenta llegué al Aconcagua. Decidí acampar allí. Esa misma noche me desperté con el olor del humo. Había apagado mal la fogata y se incendiaba mi carpa. ¿Qué hacer? Allí, en la entrada, mi portero adorado, apareció con un matafuego… Corrí a los brazos de mi salvador.

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