jueves, 5 de noviembre de 2009




Invadir, desestructurar. El placer de ver crecer unas ganas. Un lugar donde la gente transita, lee, subraya, resalta, fuma y toma café se podía convertir en el lugar de confluencia de unas escrituras urgentes.
Los géneros breves fueron quienes dieron la pauta para un recorrido que convoque a la ficción desde lo lúdico e inesperado. Refranes, historias brevísimas, limericks se entramaron martes a martes y se prolongaron en un blog en el que se podía detener eso que se nos había escabullido entre un papelito y una birome indecisa.

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